Finalista Premio Planeta 1954
- El fulgor y la sangre
- Ignacio Aldecoa
El fulgor y la sangre
«La espera está hecha de una vaga sensación de desamparo…»
Este pensamiento, que hallará el lector entre las páginas de El fulgor y la sangre, es cifra de la trama de esta novela. Toda la acción transcurre en una tarde: horas de ansiedad, de expectante angustia, de terrible realidad, de esperanza y de temor. Congoja y miedo de unas mujeres, esposas de guardias civiles, que saben que hay entre los suyos un muerto en acto de servicio, pero que de momento ignoran quién puede ser.
En la resolución del concurso al Premio Planeta 1954, quedó El fulgor y la sangre como novela finalista, obteniendo sólo un voto menos que la obra premiada.
Ignacio Aldecoa
Ignacio Aldecoa Isasi nació en Vitoria en 1925. Estudió Filosofía y Letras en las universidades de Salamanca y Madrid, donde estuvo en contacto con futuros escritores de la generación de los 50 como Sánchez Ferlosio, Fernández Santos y Martín Gaite.
Sus inicios literarios estuvieron ligados a la poesía, con obras como Todavía la vida, 1947, o El libro de las algas, 1949, aunque poco después se dedicaría a la narración breve y la novela. En 1957 publicó Gran sol, que trata de la pesca de altura, y en 1954, El fulgor y la sangre, sobre el día a día de una pequeña guarnición de la guardia civil, novela con la que fue finalista del Premio Planeta de aquel año. En 1956 apareció Con el viento solano, y en 1967, Parte de una historia.
Sus cuentos son pequeños retazos de una vida, pero dotados de un gran poder evocador. Abarcan, además, una gran variedad de temas y situaciones, lo que los convierte en un retrato completo de la postguerra española. Fueron recopilados en 1973 bajo el título Cuentos completos.
A su muerte dejó inconcluso el que iba ser su gran proyecto literario: tres trilogías que debían tratar sobre el trabajo de los hombres en la mar, la primera; sobre el trabajo en las minas, la segunda; y la tercera, sobre el mundo de la guardia civil, de los gitanos y de los toreros. Sólo pudo escribir una obra de la primera trilogía, Gran sol, y dos de la tercera trilogía, El fulgor y la sangre y Con el viento solano. Falleció en Madrid en 1969.
