Ganador Premio Planeta 1957

  • La paz empieza nunca
  • Emilio Romero
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Ganador Planeta 1957Autor Ganador Planeta 1957
  • La paz empieza nunca

    López, personaje central de esta novela, galardonada con el Premio Planeta 1957, dice que vivir resulta una aventura y que una buena parte de las vidas son aventuras apasionantes que no figuran en las Historias Universales, porque éstas son unos libros muy pequeños y bastante ingenuos. Esta novela, pues, es el relato de una vida cualquiera con cosas extraordinarias y hasta increíbles. El autor elude el contar, y López es quien relata. «En estos veinte años –dice– he perdido la cuenta de todo lo que me falta, pero, milagrosamente, conservo ilusiones, ideales, esperanza en cosas, igual que ese náufrago que de repente, perdido todo, desnudo, y asido a una tabla, descubre que le sigue su sombrero, y hace todo lo posible por atraparlo, porque es como una noción perdida de sí mismo. Yo tengo conmigo mi sombrero. Yo soy yo. Y quiero salvarme con el viejo equipaje de mis orígenes. Por eso he escrito esto.» La paz empieza nunca tiene dos personajes centrales: uno es López, que es parte misma de una grandiosa y emocionante generación española que todo lo echó a rodar un día con la ilusión de poner este pueblo –amagado por su decadencia, su atraso, su hambre y sus odios– otra vez en pie. Y el otro es el tiempo, precisamente el que transcurre entre los años 1930 y 1950, que está fabulosamente removido por hombres originales y sucesos asombrosos.

  • Emilio Romero

    Emilio Romero nació en Arévalo, Ávila, en 1917. Estudió Magisterio e inició la carrera de Derecho, que no terminó para dedicarse al periodismo. En 1940 fue nombrado director del periódico La Mañana de Lleida, y dos años después ocupó la dirección en el diario Informaciones de Alicante. En 1946 ingresó en la redacción del diario Pueblo como primer editorialista político hasta 1952, cuando pasó a ocupar la dirección del periódico. Durante veintidós años estuvo al frente de este diario madrileño, al que situó entre los tres más importantes de la época en España —de 25.000 ejemplares de tirada a su llegada, pasó a 300.000 al dejar la dirección en 1976—. Durante su estancia en Pueblo fueron famosos sus artículos que, con la ilustración de un gallo, se conocían en el mundillo periodístico como los gallitos. También fue director de la Escuela Oficial de Periodismo y, desde este cargo, gestionó la creación de la Facultad de Ciencias de la Información.

    Ha sido columnista de los diarios Ya, Abc, Informaciones, El Periódico de Catalunya y del semanario Interviú, además de comentarista político en la radio: La linterna, de la cadena COPE y Las cosas como son, de Radio Nacional de España. Toda esta labor periodística le permitió ser Premio Nacional de Periodismo 1955, y recibir los premios Mariano de Cavia, Luca de Tena, Jaime Balmes, Larra y César González Ruano, también en este ámbito

    En la faceta de escritor ha publicado novelas como La paz empieza nunca (Premio Planeta 1957), El vagabundo pasa de largo (1959), Todos morían en Casa Manchada (1969), Tres chicas y un forastero (1987). Dejando a un lado la novela, también ha cultivado el teatro, con quince obras originales estrenadas en Madrid: Historias de media tarde (1964), Las ratas suben a la ciudad (1964), Las personas decentes me asustan (1964), Lola, su novio y yo (1966), Verde doncella (1967), Sólo Dios puede juzgarme (1969) y La chócholilla o El fin del mundo es el jueves (1984), entre otras.

    Como ensayista escribió obras como Cartas a un Príncipe (Premio Nacional de Literatura 1963) o Cartas a un Rey (1973).

    1958 Fernando Bermúdez de Castro

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